Logo
Imprimir esta página

La enseñanza de la comunicación asistencial en Medicina. Propuesta Abierta.

Desde 2003, participo anualmente como profesor de Entrevista Clínica y Comunicación Asistencial y he podido observar la gran diferencia entre dar clases a médicos con experiencia que vienen voluntarios a cursos o sesiones en congresos respecto a los Médicos Internos Residentes que vienen obligados.

En los últimos años se han producido modificaciones significativas en la sociología y didáctica de las competencias de comunicación de los MIR.

 

Hay un cambio cultural en cuanto a motivaciones: muchos profesionales sanitarios eligen la carrera por prestigio profesional y no por vocación, mientras que personas con clara vocación sanitaria no pueden acceder por no tener una nota suficiente. La solución a esta cuestión escapa al foco de esta propuesta. Quienes llegan a la nota de corte, han pasado procesos muy competitivos cuyos requerimientos han sido mayormente intelectuales, no han requerido demostrar competencias de inteligencia emocional, ni de comunicación, más allá de organizarse suficientemente bien para pasar sus exámenes.

Cada vez con más frecuencia, los alumnos han recibido nociones teóricas de comunicación durante la carrera (no todos proceden de la Universidad de Zaragoza), lo cuál les hace tener la sensación de que por tener los conocimientos, tienen también las suficientes habilidades prácticas. En la práctica, las horas dedicadas a la asignatura de comunicación y a otras asignaturas "blandas" que desarrollan valores y/o capacidades humanas son mucho menores que las dedicadas a asignaturas que mayormente buscan adquirir conocimientos. Así, estas habilidades quedan desatendidas en un mar de conocimientos especializados.

El despliegue de las capacidades en la práctica requiere también de integridad individual y valores, los cuáles no siempre se han explorado y cultivado suficientemente. Las competencias que se requieren para aprobar exámenes son diferentes a las necesarias para atender personas con calidad humana, a veces incluso resultan opuestas. La formación de grado ha sido mayormente intelectual, mientras que el estrés mantiene a los alumnos en una actitud excesivamente racional, tensa, poco empática. Todo ello conduce a una mayor dificultad para ponerse en el lugar del paciente y para desarrollar el arte de llevar sus conocimientos a la necesidad concreta de cada caso individual.

 

El manejo de las Urgencias es la principal motivación de los alumnos durante el primer año de residencia. No sienten que sea necesario comunicar bien con los pacientes y creen que las denuncias que temen se deben a errores médicos más que a una deficiente comunicación o sobretodo a una actitud descuidada o incluso prepotente con los pacientes.

Sociológicamente, la población está más informada y es más exigente en cuanto a sus expectativas en las guardias.

Los residentes no han aprendido las capacidades básicas de relajación-activación, no hacen frente al cansancio de manera eficiente, ni saludable. A menudo abusan de ansiolíticos y/o de estimulantes (una buena parte toma bebidas azucaradas de cola incluso durante las clases).

El manejo emocional no ha sido requerido durante la formación universitaria, de repente tienen que entenderse con el mundo real, mucho más rico y complejo que las descripciones de síntomas y signos que recogen los libros de texto.

También manifiestan tensión con los adjuntos, no porque la relación no se haya ido horizontalizando progresivamente, sino por que todavía sienten una gran brecha (probablemente son más dependientes que hace 2 décadas).

 

La cultura de grupo durante el proceso de aprendizaje de competencias es susceptible de mejorarse atendiendo a la autogestión individual y las interacciones saludables entre ellos.

El tamaño de los grupos es adecuado para transmitir informaciones o conocimientos, pero resulta excesivo si queremos ofrecer un seguimiento cercano a los residentes en el que puedan ensayar las nuevas habilidades. En estas condiciones, resulta exigente para el profesorado “conectar” con el grupo para que sigan las sesiones con un nivel adecuado de interés por el tema.

 

Todos estos hechos, hacen que en la práctica, las habilidades comunicativas con los pacientes requieran no sólo de sus conocimientos, sino sobretodo de su actitud, de la calidad de su atención y de entrenamiento previo. También les influye la copia de modelos de comunicación de sus adjuntos, lo que nos apunta a sugerir que también éstos pasen por un proceso de actualización en comunicación que permita reforzar los aprendizajes de los residentes, lo que sin duda también repercutiría positivamente en el propio Hospital.

 

Para atender de una manera optima a las necesidades y cambios descritos, propondriamos las siguientes medidas:

  1. Adaptar la formación de competencias a las necesidades actuales: Integrar el desarrollo personal junto a la comunicación para que esta pueda ser efectiva.

  2. Cambiar el nombre para que se ajuste más a la necesidad y sea percibido con mayor curiosidad por el grupo y con menos resistencia por parte de aquellos residentes que no atienden pacientes (AP, Rayos...). Se podría llamar: “Taller de Desarrollo Personal para la Comunicación” o “Taller de gestión del estrés personal y comunicación asistencial”...

  3. Cambiar el reparto de horas: en lugar de hacer 14 horas en los dos primeros meses del proceso, hacer 20 horas repartidas en al menos dos cursos, por ejemplo: 4 sesiones de 2,5 horas en Primero y otras 4 sesiones de 2,5 horas el tercer año. Acortar las sesiones supone un mayor esfuerzo para el profesorado porque tenemos que acudir más veces, pero creemos que puede ayudar a generar procesos grupales y de aprendizaje más enriquecedores y sólidos.

  4. En este calendario, podrían insertarse o integrarse las sesiones de Bioética (con su correspondiente profesorado). La gestión del estrés, el cultivo de la integridad individual y la mejora de habilidades de comunicación permitirían a los residentes evitar la disociación entre lo que piensan y lo que hacen, pudiendo así llevar a la práctica el fruto de sus reflexiones sobre ética. A la vez, estas reflexiones, ayudarían a aumentar la motivación por la profesionalidad y la comunicación.

  5. Las sesiones en Primero irían enfocadas al aprendizaje básico de autogestión emocional (manejo del estrés, autocuidado emocional, regulación de activación-relajación, integridad, autoconfianza...) y las bases prácticas de la Entrevista Clínica. El Burnout es una patología muy prevalente entre los profesionales sanitarios para la que se pueden desarrollar habilidades de prevención antes de que se consolide un patrón de autocuidado disfuncional.

  6. Las sesiones en el Tercer año de Residencia irían enfocadas a afinar valores y excelencia profesional, vocación y manejo de situaciones comunicacionales complejas (agresividad, malas noticias,...) y también una introducción al trabajo en equipo.

  7. En la medida que el presupuesto lo permita, sería deseable que los grupos fueran más pequeños (cuatro grupos de 25 es más pedagógico que tres grupos de 33 personas)

 

Para los adjuntos, se puede hacer una sesión (o varias sesiones) que expliquen el nuevo programa formativo, actualice conceptos comunicativos, recoja su punto de vista y busque formas de mejorar el seguimiento de los residentes.

 

A raíz de este informe, nos hemos coordinado con los profesores de la asignatura de Comunicación en la Facultad de Medicina de Zaragoza para introducir algunas pequeñas mejoras entretanto se puede revisar el programa clásico para responder mejor a estas nuevas realidades, a estos desafíos. Ya hemos dado algunas clases y talleres para alumnos de 3º de Medicina y ya tenemos una experiencia concreta sobre la cuál orientar las posibles mejoras. De momento resulta esperanzador e ilusionante, con algunas pequeñas acciones, el alumnado, está llevando el foco a cómo se relacionan consigo mismos y con los demás, de manera que puedan tener más autocontrol y hacer mejoras a lo largo su recorrido formativo.

Estas acciones son pequeñas en relación al formato clásico del resto de asignaturas, pero son suficientes para conectar con una necesidad interior de los alumnos y alumnas, que no estaba siendo percibida ni atendida. Y allí es donde hay un gran potencial hacia el futuro que emerge.

 

Si hay alguna cuestión que queráis comentarnos, podéis escribirnos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Alberto Pardos

Template by estudio interrogante.