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El Arte como esperanza social

El Arte como esperanza social Destacado

A comienzos de semana tuve la fortuna de visitar el Museo del Prado y la exposición del V Centenario de Hieronymus Bosch, El Bosco. España no tiene ninguna Universidad entre las cien mejores del mundo, pero tiene un patrimonio cultural admirable y el Museo del Prado ha tenido el acierto de organizar un evento que ha requerido la cesión temporal de unas cuantas obras de El Bosco repartidas por el mundo, con las que el espectador puede hacerse una idea completa de su obra y sus aportaciones. Es un éxito que haya largas colas para entrar a un museo (más de 300.000 visitantes en cuatro meses) y también motivo para compensar un poco las demoledoras diecisiete ediciones de “Gran Hermano”.

Además, creo que el Arte es individual y socialmente terapéutico por varios motivos.

 

        

 

El primero es el elemento estético y el color, que de por sí, ya son reconfortantes en un mundo de apariencia sistemáticamente maquillada y a menudo con poco gusto.

El segundo motivo es que la historia del arte nos da idea de cómo ha evolucionado la forma de percibir, comprender y representar la realidad de la humanidad en desarrollo. Sin duda hay grandes diferencias entre el Zeitgeist, el “espíritu de la época” del período románico, gótico, renacentista, barroco, modernista... Distintas experiencias históricas que nos conducen a una gran riqueza de vivencias con los que superar el “pensamiento único” de la industria del entretenimiento.

El tercer motivo son lo que podríamos llamar imágenes-fuerza. Los artistas han sido a menudo personas con una gran sensibilidad que han llevado las profundidades del alma humana a una imagen reconocible por la gente de su época, pero muchas de las cuales han devenido en universales como ocurre en la literatura con Hamlet, el Quijote o Fausto. Antes de la aparición de la Psicología, las personas se enfrentaba a sus limitaciones con el lenguaje y la imaginería del momento, los cuáles se pueden reconocer hoy con un poco de mente abierta.
 

En este sentido, me llamó la atención el cuadro “Las tentaciones de San Antonio abad” en el que El Bosco pinta a San Antonio con un gesto abatido, apesadumbrado y rodeado de preocupaciones representadas como demonios. Ese mismo gesto abatido y preocupado, se puede encontrar extensamente en la sociedad actual, en las consultas, en los vagones del metro, en las fábricas e incluso en las escuelas. Hoy no las pintaríamos como demonios, pero las preocupaciones actuales son perfectamente reconocibles: hipoteca, trabajo, relaciones, abusos de poder, desesperanza... 

En contraste con esta imagen del pintor flamenco, hay otra imagen destacada en el Museo del Prado, del “Maestro de Zafra”, que en la misma época representa al arcángel San Miguel. El anónimo pintor extremeño también pinta a los demonios, pero el gesto de la figura central, es significativamente distinto: una actitud digna con la mirada serena y el gesto alineados, en el que con su lanza (la Atención) mantiene a raya al dragón, al ego. En el lenguaje del mindfulness, la presencia serena en un mundo de distracciones, estar en el aquí y el ahora.

 

Meditar sobre estas dos imágenes polares, o al menos tratar de vivenciar internamente su gesto, nos da una clave para sortear esa brecha con Uno mismo que es epidémica en la actualidad. La historia del arte recoge múltiples ejemplos de imágenes que nos pueden ayudar hoy en día.

En una sociedad profundamente enferma, el Arte, las Artes, nos muestran un camino esperanzador y saludable. Más aún, la propia actividad artística o creativa a la hora de enfrentar los retos del día a día, despliega capacidades con las que no contábamos. Así mismo, la creatividad en la organización social parece el único camino pacífico y humano para atravesar airosos los grandes retos actuales, de ponerle color a una vida social que a menudo vivimos en "blanco y negro".

 
 
 
 
 
 
 
Modificado por última vez enLunes, 15 Octubre 2018 20:34
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